viernes, 17 de diciembre de 2010

Unas historias

En estos últimos días estuve acompañando a varias escuelas en sus actos de fin de curso. Fundamentalmente de aquellas de las que soy madrina o por algún motivo he ayudado durante este año.
Comenzé con el madrinazgo de escuelas rurales mucho antes de ser diputada nacional. Fue una compañera de secundaria( Gracias Sofía) quién  un día me dijo "...date una vuelta por la escuelita, necesitamos tantas cosas...". La " escuelita" es la conocida como escuela amarilla, en Colonia San Bonifacio, que este año cumplió 100 años. Era el año 2006 y era la última escuela rancho del Dpto. Concordia. Comenzamos a mover los expedientes y con mucho esfuerzo y total perseverancia, a pesar de estar trabajando en el gobierno provincial, logramos  que se presupuestara la nueva escuela. Bha...nueva es una manera de decir porque las obras comenzaron en marzo de 2008, terminaron en julio de ese año y consistieron en revocar las paredes, agregar una cocina cuya columna principal se cayó y hubo que rehacer en el año 2009, puertas y ventanas de aluminio, y rajaduras al por mayor. En el arreglo no entraron los baños,por lo que cuando yo asumo como Diputada Nacional le otorgo un subsidio de 5000 pesos para hacerlos. Pero, la Dirección de Arquitectura le negó a la cooperadora utilizar esa plata y este año ( hay fotos en este mismo blog), unos técnicos visitaron la escuela y prometieron los baños: pusieron los inodoros, colgaron, literalmente con alambre, los reservorios de agua.Y ahí están...
Les cuento esto,porque es necesario contar las experiencias que uno va recogiendo en estos lugares, en contacto directo con los docentes y los padres. Y porque muestra además, el gran esfuerzo que hacen los docentes para lograr las mínimas comodidades para dar clases tranquilos.
Este año fue un año perdido,porque al estar politicamente yo en una línea distinta a la del gobernador, la escuelita fue marginada. Ahora estamos esperando que la Casfeg y la CTM nos contesten unos pedidos que realizamos.
Una experiencia parecida sucedió en la Escuela Cabildo Abierto de Colonia Roca, la cual por amigos conocí y tiene un grupo docente excepcional, joven, con ganas y con muchos proyectos. Y una cooperadora que busca respuestas a sus problemas.
Ellos necesitaban pintar la escuela. Le conseguí un subsidio de 3000 pesos para la pintura,pero...alguien de arquitectura apareció y prometió la pintura completa del establecimiento. Por eso, el dinero se utilizó para cambiar las cerraduras de las puertas para lograr mayor seguridad.
Pero,...este año los chicos estaban pintando la escuela y los ayudé con algo de pintura para las ventanas.
Hace pocos días, acompañé a una escuelita rural que tiene 13 alumnos, a casi 30 km al noroeste de Chajarí, no pueden hacer los actos en la escuela porque solo tienen las aulas y eso les impide festejar o reunirse con los padres en dias de lluvia, por ejemplo.
A la escuela 52 llegué ayudando a que los chicos pasen unos días de campamento como fin de curso. Siempre es una alegría ayudarlos.
Hoy yo no soy funcionaria, no ocupo ningún cargo. Pero cuando me necesitan trato de estar.
Porque aprendí a conocerlos, a quererlos.
Hasta que llegué a esa escuelita, para mí no signficaban nada.
Hoy no permito que nadie hable o critique la labor de los docentes y los padres u opine sobre cosas que no conoce.
Esas escuelas viven y sobreviven por sus maestros y las cooperadoras.
Y brindan una educación de alto nivel. Con muchas necesidades,pero con mucha capacidad.
Educar no sólo es enseñar a leer y a escribir. Es formar buenas personas, buenos seres humanos. Que conozcan y ejerzan la solidaridad, la amistad, la cooperación.
Y en eso yo siento que todos somos responsables. Docentes, padres, comunidad, sociedad.
Y por eso creo que hay que involucrarse, participar, ayudar con lo que se puede.
Las historias que escribí son ciertas. Las conocemos los padres, los docentes y los alumnos.
Por eso, cada fin de año, cuando nos juntamos todos, brindamos por lo que vendrá, con esperanza, pero también recordamos lo que logramos y principalmente lo que no pudimos hacer, atascados por el egoísmo, la envidia y la burocracia.

Me quedan algunos años de madrinazgo y espero  cada año sentirme bien por lo que hicimos y ver en cada carita que se aleja de la escuelita una gran persona, que será parte de la provincia y del país en el cual todos queremos vivir.

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