miércoles, 4 de agosto de 2010

En la politica como en la vida hay que tener coherencia.
Siempre se puede cambiar de ideas, por supuesto. Analizar los hechos, la realidad, las soluciones son muestra de madurez cuando se tratan de tomar decisiones de cualquier tipo y es bueno, que en base a ese análisis se puedan reveer posiciones.
Aunque a veces, el cambio constante de posturas y de mensajes puede convertirse en todo lo contrario.
Estamos viviendo una etapa díficil en el ámbito político de nuestra ciudad y nuestra provincia. Existen a diario rumores, comentarios que evidencian la facilidad que tienen algunos dirigentes de cambiar de ideas constantemente. Y eso produce en la sociedad una mirada aún más dura sobre la clase política.
¿ se puede creer en quién livianamente agrede, rechaza, apoya a un proyecto político y luego se desdice y levanta banderas que hasta ayer criticaba?
¿Que clase de seguridad nos puede brindar el que al tomar decisiones "se equivoca constantemente?
¿ Se puede confiar en alguien que ayer nos dice sus " verdades inalterables" y luego, éstas se transforman en " mentiras", sin explicaciones ideológicas claras?
No voy a acusar ni siquiera a condenar a quienes así actúan pero sería bueno que ellos mismos revisen sus palabras y la próxima vez, mantengan las que dijeron y también las que callaron.

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